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Formación corporativa: 5 razones para apostar por el game-based learning

Cup and ball guessing game success with businessman hand revealing the correct cup

Los métodos de aprendizaje en la formación corporativa desempeñan un papel determinante en el nivel de interés de los alumnos. Tanto los niños en las escuelas, como los adultos en sus empresas, se sienten frustrados cuando no logran mantener la motivación necesaria para finalizar una formación. Todos necesitamos adquirir habilidades y ampliar conocimientos para crecer en lo personal y en lo profesional. La mayoría deseamos aprender y, lo que es más importante, necesitamos aprender.

El game-based learning, es decir, aprender jugando, ofrece posibilidades nuevas y eficaces para mejorar el proceso de aprendizaje. Los responsables de formación y desarrollo de miles de empresas de todo el mundo lo saben. Estas son cinco razones por las que están empezando a perder el miedo a implementar programas de gamificación en sus organizaciones:

1. Los juegos enganchan

Cuanto más interés tiene un alumno en aprender, más y mejor lo hará. Los serious games ofrecen un nivel de desafío adecuado a cada participante para mantener la motivación. Los programas de gamificación para el desarrollo de habilidades como Navieros (negociación) o Triskelion (gestión del tiempo) crean un equilibrio entre la habilidad del alumno y el reto del juego. Así, la dificultad va aumentando en función del progreso del alumno, ofreciendo feedback constante para una mejor comprensión e implicación (engagement).

 

2. Los juegos son una extraordinaria forma de aprender

Cada vez son más las empresas que están implementando productos game-based learning como parte de sus programas de formación. Los que ya lo han hecho han experimentado los beneficios de la gamificación: mayor rendimiento, mayor retención de lo aprendido, mejor conocimiento práctico y una mejor comprensión, además de altas tasas de satisfacción y auto-confianza de los empleados.

Los estudios (como este de la Universidad de Colorado-Denver) demuestran que los juegos funcionan. Parte del éxito se debe también al feedback constante y personalizado que reciben los alumnos, lo que les permite medir su progreso. De esta forma los empleados son parte activa del proceso didáctico, a la vez que los responsables cuentan también con herramientas para evaluar el avance de la acción formativa.

 

3. Los juegos ofrecen un entorno seguro

Los responsables de formación de las empresas quieren mejorar la preparación de sus empleados. El mayor peligro del aprendizaje en general, y de las soft skills en particular, es el riesgo que supone equivocarse. Los errores cuestan dinero y crean experiencias negativas entre los clientes, además de dañar al empleado poco capacitado.

Sin embargo, el error forma parte de cualquier proceso didáctico. Entonces, ¿cómo aprender sin riesgo? Los juegos lo consiguen. Los simuladores ofrecen un entorno virtual para tomar decisiones y practicar el contenido sin riesgo. El alumno aprende sobre situaciones reales a través de la práctica y las empresas evitan los perjuicios que implican las equivocaciones.

 

4. Los serious games son pedagógicos

Los serious games son más que juegos. Son juegos serios para aprender y, por tanto, tienen sus raíces en teorías educativas cuya base es el conocimiento y la información. La toma de decisiones y la interacción en un entorno que emula la realidad permite aprender mejor, porque sitúa al alumno en un contexto real para poder aplicar lo aprendido.

El game-based learning crea experiencias que reflejan situaciones laborales de la vida real sobre las que aplicar los conocimientos. Por eso son formas activas de aprendizaje que requieren la acción del alumno y por eso son tan efectivas.

 

5. Los juegos favorecen el aprendizaje de las soft skills

Los juegos ayudan a desarrollar el potencial afectivo y cognitivo, dominios responsables de las llamadas “habilidades blandas” o soft skills, tan valoradas en el mundo de la formación corporativa. Las soft skills no se aprenden mediante la teoría ni en los libros (no son conocimientos técnicos), sino que precisan un proceso didáctico diferente, basado en la práctica y la narración de historias.

Los serious games hacen viable el aprendizaje de estas funciones, pues permiten a los alumnos interaccionar en base a diversas situaciones reales en las que se ven involucrados en primera persona. Esa experiencia permite una respuesta inmediata y la oportunidad de aprender sobre la marcha. El resultado es un aprendizaje más efectivo, satisfactorio y productivo tanto para el alumno como para la compañía.

¿Qué te gustaría aprender a través de un videojuego?

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